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Mostrando entradas de febrero, 2021

Las Hijas

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  Las Hijas  Sajkim.  El trece de diciembre de mil ochocientos veintiocho, en la localidad de Navarro, el  general Lavalle, a pesar de haber perdido la batalla, luego de que dos oficiales capturaran al  coronel Dorrego, ordenó su ejecución, su fusilamiento propiamente dicho. En un corral,  detrás de una iglesia, ocurrió el acontecimiento que desencadenaría una guerra civil que  duraría años. El nueve de octubre de mil ochocientos cuarenta y uno, una bala federal  asesinó al general. A ambos le sobrevivieron sus esposas e hijos.   Lo que sigue es el fragmento de lo que dos mujeres pudieron haber dicho o sentido,  ante la tragedia que las encontró de muy pequeñas.   La caridad, así como el odio, son armas poderosas, ambas pueden llegar a consumir  la vida de un ser humano, ya sea si se quiere redimir a un hombre de historia, como si se  quiere condenar a alguien por un crimen atroz.   La escena transcurre...

La Dama de Plata

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Había una vez, un gran reino llamado Illia, se encontraba a las orillas del mar Tito, nombrado así en honor a un viejo rey que caído había en una cruenta batalla contra una malvada bruja, rodeado de hermosas playas, con agua cristalina como espejos, incluso magos de recónditos lugares solían decir que aquel que se adentrara en sus aguas vería el reflejo de su alma. La arena era blanca, como si de polvo de hueso estuviera hecha. Había altas palmeras, que vistas desde el suelo parecían que al cielo tocaran. El reino contaba con un enorme puerto, en el cual anclaban toda clase de barcos mercantes, pues la zona era rica en especies de animales marítimos y terrestres, la vegetación era tan exótica que los comerciantes como decoración inclusive las vendían, existían flores con enormes poderes curativos, otras que lograban embellecer cualquier clase de cosas. Las casas de los aldeanos una al lado de la otra se encontraban, y entre tres o cuatro pisos tenían, todos con lujo vivían, no menos de...

El Bar

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Entró al conocido bar, pidió el famoso escocés, que luego calmaría su sed, el humo no dejaba ver, mas, de la tenue lámpara, su rostro alcanzó hacia ella caminó, tic tac toc, se escuchó en el salón, por fin a ella llegó. Extendió su mano, ella con elegancia la tomó, y al ritmo de Frank danzaron, la mano de él en su cintura, la de ella en su hombro, sus manos entrelazadas y uno y dos, de costado a costado, se movían por el salón, ambos recordarían cómo se veían. Compartieron una cómplice mirada, just the way you look tonight, sonó la nota final, y cuando acercaron sus rostros, respirando ambos aquel oxígeno previo a la infinita y completa sensación de ese beso que firmaría su destino, despertó para comprender que no la vería. ya no bailaría y solo recordaría la forma en la que aquella noche ella se veía.

Sueño

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Despertar, fácil reflejo de una noche de ensueño. Prefiero dormir, quiero vivir ahí, donde sin reglas vuelo, corro. Soy arquitecto de mi propia Alejandría,  el Sofocles de mi tragedia, por mis penas  y en mi desvío no habrá ninguna Ofelia que llore mi ausencia  y nade entre flores.

Roca

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Había una vez una bruja llamada Brunilda, en el Gran Bosque Gris vivía, y allí a todas las criaturas protegía. A diferencia de otras brujas, ella no tenía marcas ni horribles cicatrices en su rostro, tenía los ojos amarillos y su  cabello era castaño oscuro, largo hasta por debajo de sus hombros, usaba un vestido de mangas largas color verde musgo. Pasaba los días ahuyentando a cazadores y magos que buscaban a las diversas criaturas que vivían allí, cazaban por deporte o los capturaban para luego venderlos, pues en el Bosque Gris no sólo habitaban animales sino también criaturas mágicas, pequeñas hadas del agua que a los ojos humanos lucían como libélulas, trolls que lucían como rocas, grandes peces de colores que vivían en el río, incluso los árboles tenían vida. En soledad ella su tarea cumplía, mas sus esfuerzos no siempre resultaban, usaba todos los hechizos que conocía, pero lo que más le molestaba a Brunilda era lastimar a los humanos, a veces sin alternativa se quedaba. En e...